¿Qué posición conviene ocupar ante el cambio?

La mejor forma de salir victorioso en un proceso de cambio consiste en formar parte de él, ayudando a derribar las barreras que opondrán una resistencia extraordinaria. Se trata de la vía elemental para conservar y fortalecer la posición competitiva de su organización en el mercado.

La reflexión que deseo compartir es, justamente, que la inmensa mayoría de las veces que el cambio se propone tiene como fin último, para algunos, precisamente el contrario: su inmutabilidad. Si logro convencerle, comprenderá que la mejor forma de mantener la propia seguridad es precisamente “ponerse al frente de la manifestación”, colocándose muy cerca de quien lidera el cambio.

 

Sólo los que se opongan al cambio serán los que verán amenazado su futuro.

¿Cuál es nuestra reacción habitual ante el cambio?

La palabra cambio está omnipresente en la vida empresarial de hoy. Sin embargo, pocas veces refleja su verdadero sentido en su aplicación real. Desde los giros de 360º para que todo siga igual, hasta los de 180º para que los soldados continúen avanzando valientemente. Todo es cambio. Y si algo provoca el cambio es inseguridad. Pregúntenle a Alvin Toffler. Pero el ser humano tiene el impulso de satisfacer sus necesidades de seguridad, con prioridad sobre cualesquiera otras que no sean las básicas u homeostáticas.

Salvo “cisnes negros”: acontecimientos imprevisibles, de gran impacto (léase 11 de setiembre) que sólo después de suceder se explican, pero evitando pronunciar la palabra azar (tal y como es descrito por Nassim Nicholas Taleb en su genial libro del mismo título), las demás situaciones de cambio producidas por el ser humano llevan dentro la dosis justa del antídoto para sus líderes.

En las personas

Repasemos el cambio habitual, presente en la vida de las personas, a modo de prueba del algodón. Muchas personas cambian de estado, algunas de pareja y otras, con menos frecuencia, de opinión. En todos los casos para mantener la identidad. La necesidad de cambiar de amigos, de casa, de costumbres cotidianas o el colegio de los niños, responde casi siempre a la satisfacción de una necesidad de seguridad (relaciones sociales, calidad de vida o educación de los hijos).

equipo de trabajo

En las empresas

Hay múltiples procesos de cambio en marcha en el seno de empresas de todo tipo y tamaño. Con diferentes nombres, según la cultura de la empresa o del entorno. Reingenierías variadas, Reestructuraciones, implantación de todo tipo de Procedimientos y Sistemas, nuevos Modelos (comerciales, financieros), nuevas Estrategias (de mercado o de producto) son denominaciones de lo mismo, en español, en inglés o en cualquier otro idioma: Cambio, Procesos de Cambio.

 

En el mundo empresarial, es frecuente encontrar iniciativas que proclaman
la necesidad de hacer que las cosas cambien, cuando en realidad se trata de que
nadie sienta la necesidad de cambiar al máximo responsable.

¿Qué detona un proceso de cambio?

Cuando el empresario ve un fallo en un Departamento, tiende a buscar la solución inmediata al menor costo posible. Si se hubiese detenido a analizar las cosas con más detalle, quizá habría encontrado que un fallo similar se repite en todos los Departamentos de una misma Dirección y, parándose a observar un poco más, en todas las Direcciones de la Empresa. No debe dar más vueltas: lo que fallan son los cimientos.

 

Podía haberse ahorrado ese primer costo porque mientras no solucione los problemas de base, tirará el dinero tantas veces como celdas departamentales tenga su panal laboral. Ahí debe acometer un Proceso de Cambio.

 

Acudirá a una consultora global, a una especializada, a unos amigos o lo hará internamente. Pero deberá reconstruir el edificio empresarial empezando por los cimientos, no por el tejado.

¿Qué está prohibido cambiar?

Usted no quiere cambiar sus resultados de negocio: va a cambiar todo lo necesario para que no cambie su posición en el mercado o para mantener su posición personal. Aquellos que no se alineen con el cambio son los que deben sentirse inseguros. No los que cierren filas con usted.

 

Lo mismo sucede con los factores externos a la empresa que provocan el cambio, sean tecnológicos, de competencia, en las condiciones del mercado o por la crisis financiera. Más de lo mismo. Deberá cambiar todo lo que haga falta, tal y como decía Churchill: “A veces tengo que cambiar de chaqueta para seguir defendiendo las mismas ideas”.

¿Cómo iniciar un proceso de cambio?

El problema suele estar en el trecho que va del dicho al hecho. A veces aparece una zorra que dice que las uvas están verdes y nada se pone en marcha; otras veces se nombra guardabosques a un pirómano y el incendio es colosal; también hay algunas veces en que se toma la decisión correcta.

Mucho peor que no saber lo que pasa en la empresa
es no saber que no se sabe lo que pasa.

¿Qué se debe evitar?

La mayoría de las veces que se acude a soluciones estrictamente digital-dependientes, el fracaso está servido. Especialmente, cuando no van precedidas de un riguroso modelo conceptual que tenga suficientemente probada su eficacia y que, además, admita ser adaptado a la realidad operativa de la empresa.

 

Todos los procesos de cambio requieren identificar, previamente, las barreras que se interpondrán y su composición. Su dureza y resistencia dependerán de los materiales con las que están compuestas. Y los puede haber de origen personal, organizativo o cultural. Para hacer bien el trabajo, hay que elegir cuidadosamente las herramientas de derribo a utilizar, en función de todo ello y de las características de las personas que las levantan.

Tenga en cuenta que las cosas van a cambiar, con usted o sin usted.

Todos aquellos que ruegan a diario que se conserve el “status quo”, debieran caer en la cuenta de que lo único que asegurará que se queden cerca de dónde están y de forma parecida a cómo están es, precisamente, que levanten la mano para ofrecerse voluntariamente a derribar los obstáculos que dificultan el cambio. Están desaprovechando un futuro inmejorable porque la única certidumbre es el cambio mismo.

 

Eso les ayudará a mantener su invulnerabilidad. La de ellos y la de su organización. Incluso no importa que el giro sea de 360º si eso implica situarse en el mismo punto, pero en un plano superior.

En este momento histórico puede ser que estemos a las puertas de un cambio más profundo. Algunos creen que sistémico. No debe preocuparse por ello: siempre serán imprescindibles las personas que saben cómo hacer que lo que deba cambiar, cambie. Aunque eso suponga que no cambie nada esencial para ellos. Ahora debe elegir entre formar parte del problema o de la solución.

Ha acertado, por favor, cambie para asegurar su inmutabilidad.

por: Miguel Redondo | José Lati

Director General de Krea internacional

La ventaja competitiva que sí garantiza el éxito a futuro de una empresa es la basada en el cómo vende su organización comercial, las tradicionales y tan difíciles de conseguir ya no son suficientes.