Las operadoras telefónicas vendían comunicaciones, pero sus grandes clientes buscan soluciones para su negocio y encuentran cada vez mejor respuesta en los integradores de sistemas: valor agregado. Lo que suceda en este sector, por su impacto en el conjunto de la actividad empresarial, será decisivo y está por ver.
Tienen una segmentación tradicional en sus mercados.
A.- Masivo o residencial (el teléfono de sobremesa que tenemos en casa y los servicios asociados a un par de cobre, base del ADSL);
B.- Preferente de los usuarios con fuerte poder adquisitivo o gran gasto en comunicaciones domésticas o profesionales;
C.- Negocios y pymes (los teléfonos y centralitas necesarios para dar servicio) con necesidades vinculadas a su crecimiento en el mercado;
D.- Empresarial (donde las soluciones de comunicaciones se integran en un concepto más amplio: sistemas de información).
El problema no está en la segmentación, sino en que están obligados a reinventarse, convirtiéndose en proveedores de soluciones (y de contenidos) para los que esta segmentación tradicional pierde gran parte de su utilidad. Viejos paradigmas han sido superados. Desde Carlsson y “el momento de la verdad” (años 60 del pasado siglo), hasta Forrester (ya en este siglo), que distinguía entre la telefonía de los hogares (fija), la de las personas (móvil) y la de las empresas (basada en la banda ancha), todos han quedado desfasados. La convergencia fijo-móvil, la fibra óptica, la banda ancha y la explosión de las comunicaciones, cambian todos los planteamientos anteriores.
Sólo una cosa es segura: los clientes lo serán de quien les proporcione soluciones de valor agregado a sus necesidades de:
Información, comunicación y entretenimiento (A)
Rentabilidad (B)
Negocio (C)
Crecimiento en entornos de la máxima competitividad (D).
Si usted es capaz de proporcionarlas triunfará.